El artículo pretende ofrecer una visión distinta de la indumentaria tradicional de Alicante, no como una mera descripción de las prendas que
componen el vestido, puesto que ya existen publicaciones específicas que cumplen esta función, sino de cómo nos describieron los románticos españoles y extranjeros a través de sus textos así como el legado iconográfico que dejaron con sus grabados, durante los siglos XVIII y XIX, fundamental para afrontar cualquier estudio del atavío popular.
Los nuevos sistemas de transporte y sobre todo la aparición de la fotografía suponen un cambio muy significativo. El traje popular no fue único y permanente, sino por el contrario vario y en constante evolución. Las grandes comunicaciones fueron poniendo en contacto más estrecho a pueblos y hombres y la industrialización permitió fabricar telas y ropas hechas y llevarlas a todas partes. Estas nuevas circunstancias fueron acabando, a lo largo de todo el XIX, con las diferencias y diversidades nacionales y regionales hasta
lograr una universal nivelación en las maneras de vestir.
El origen de la indumentaria tradicional está en el último cuarto del siglo XVIII, el artículo arranca en este periodo significando la importancia de Alicante como ciudad portuaria receptora de modas, así como la aparición de las primeras estampas de tipos y trajes y por tanto, del concepto traje regional o popular.
A continuación se ofrecen diferentes textos e ilustraciones tanto de extranjeros como de españoles y algunas notas sobre el costumbrismo.
Continúa con la aparición de los estereotipos creados ya en el siglo XX y su enorme difusión, sobre todo a través de la tarjeta postal, para acabar con la indumentaria utilizada tanto por los grupos folklóricos como por la fiesta de Hogueras en Alicante.
Finalmente el autor hace una crítica constructiva lanzando dos preguntas al aire a modo de reflexión, para concienciar a los nuevos “indumentaristas” (que son básicamente comerciantes con poca formación y los que finalmente visten a la gente), para que reconduzcan este desmadre en que se ha convertido la ropa del siglo XVIII y que lamentablemente no representa a los alicantinos.